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La persona encargada de principiar el juego se dirige a la más inmediata de su derecha, y después de advertirla que si se detiene, se equivoca, o pone una palabra por otra al repetir lo que va a decir, pagará prenda, pronuncia lo siguiente : Vengo del jardÃn de mi tÃa : qué bello jardÃn el de mi tÃa. En el jardÃn de mi tÃa se ven cuatro ángulos de dÃa. Repetido este perÃodo por los jugadores, vuelve el director a decir lo mismo, añadiendo : en el primer ángulo hay un jazmÃn : yo le quiero a usted sin fin. Repetido esto añade : en el segundo ángulo hay una rosa que me recuerda a mi hermosa, Luego añade : en el tercer ángulo hay un lirio, cuénteme usted su martirio. Al llegar aquÃ, la persona a quien se ha dirigido el director del juego le dice al oÃdo lo que le ocurre en secreto; y habiendo hecho lo mismo los demás, vuelve el orador a decir todo lo anterior añadiendo : en el cuarto ángulo hay una azucena, decid ahora en voz alta vuestra pena. Mediante, este mandato, el inmediato al orador tiene que decir en alta voz lo que le habÃa confiado, asà como los demás jugadores; de modo que los que no aguardaban esto se hallan cogidos; pues si dicen otra cosa, puede acusarlos el que ha oÃdo su secreto, y este paso es muy divertido.