De los despropósitos

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Este juego podrá entretener dos o tres ruedas para diferenciar; en éste no se pagan prendas y la diversión consiste en ver lo adecuado que suelen salir las respuestas que solo la casualidad ha combinado; bien que si los jugadores son advertidos podrán contribuir mucho a que salgan bien, haciendo ciertas preguntas que necesariamente no tienen otra respuesta que la que ellos esperan para concordar con la pregunta que se les hizo. Esto se, ejecuta de este modo: el que lleva el juego pregunta al oído del que tiene a la derecha: ¿para qué será buena tal cosa? el otro le responde lo que le parece y sigue haciendo otra pregunta al que le sigue, y éste le responde, y prosigue así la rueda hasta que llega al que puso el juego; entonces dice en alto: el señor me preguntó (por el de su izquierda) para qué era buena tal cosa, y el señor me respondió (por el de su derecha) qué para tal cosa. En efecto, como la respuesta que se aplica a la pregunta era de otra cosa distinta, salen unos despropósitos garrafales; pero entre ellos suelen salir asimismo algunos graciosos y concertados, que es lo que más divierte.

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