Revesino

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11.La Napolitana
La napolitana es una jugada especial que sólo puede declarar el que tenga entre sus cartas tres ases y la quínola (sota de oros), o los cuatro ases (naturalmente, con los cuatro ases y la quínola también puede hacerse).
El jugador que declare la napolitana tiene derecho a renunciar, es decir, no asistir aunque tenga cartas para ello, en las nueve primeras bazas del juego. También debe servir en las dos últimas. Por ello, debe aprovechar las nueve primeras bazas para descartarse de sus cartas de valor. Sin embargo, si gana alguna de las dos últimas bazas, pierde la napolitana y la partida, aunque la baza que haya ganado sea de cartas blancas (por lo que su valor es nulo).

Cuando el jugador que ha declarado la napolitana gana una de las bazas, además de perder la partida, deberá doblar el fondo si además ha vendido la quínola, se la fuerzan en una de las dos últimas bazas, o gana la penúltima y debe salir de la quínola en la última. Además, deberá pagar doble los ases o la quínola que hubiese vendido en el curso de la mano.

Si algún jugador intenta revesino y otro se lo corta, el jugador que hace napolitana debe pagar al que lo ha cortado 64 tantos (que éste cobra además de los del jugador al que le han cortado el revesino). Si con un as, rey o caballo de oros, se saca la quínola al jugador que hace la napolitana, sea en. la baza que sea, éste jugador deberá doblar el fondo y pagar al que se la saca 2 tantos, así como 1 tanto a los otros dos jugadores.



12.El Fondo
El fondo está constituido por los diferentes pequeños pagos que se hacen en el curso del juego. Se inicia con un primer pago de 2 tantos por parte de cada jugador, excepto el dador, que pone 3. Esta puesta constituye el fondo inicial, que se renueva cada vez que queda el platillo vacío o disminuye la cantidad inicial, es decir, quedan menos de 9 tantos. Este fondo se aumenta con el pago de 1 tanto que el que distribuye debe realizar cada vez.
El jugador que haga un renuncio, excepto el que juegue napolitana, deberá pagar 2 tantos al fondo y no tendrá derecho a cobrar ninguno.

13.Inicio
Tras sortear el primer dador y acordar el valor de cada puesta (que suele ser de 2 tantos para cada jugador y 3 para el dador), el juego ya está preparado para iniciarse. El platillo circula de derecha a izquierda, porque el sentido del juego en el revesino es el antihorario, y siempre se coloca a la derecha del dador.
El dador reparte once cartas en varias vueltas a cada jugador y doce a sí mismo. Deja las tres restantes debajo del platillo del fondo.

14.Desarrollo
Cada jugador puede descartarse de uno de sus naipes y tomar uno de los tres que han quedado sin dar en el reparto. El dador está obligado a descartarse y no toma ninguna carta.
Las cartas que han quedado sin repartir corresponden en orden a cada uno de los tres jugadores distintos del dador. De modo que la primera es para el jugador de la derecha del dador, la segunda para el de la derecha de éste y la tercera para el situado a la izquierda del dador.

Si alguno de estos tres jugadores no quiere descartarse de ninguna de sus cartas no está obligado a hacerlo, pero puede mirar la carta que le correspondía, aunque no la tome.

El jugador de la derecha inicia el juego de las bazas, jugando una de sus cartas. Los otros jugadores están obligados a asistir, es decir, jugar carta del mismo palo, excepto si un jugador ha cantado napolitana, ya que éste está autorizado a descartarse.

El jugador que ha echado la carta más alta del palo de salida gana la baza, recoge las cartas, las coloca en un montón frente a sí y se convierte en el mano para la siguiente baza.

Terminado el juego de las once bazas, y siempre que no haya habido revesino -es decir, que uno de los jugadores haya ganado todas las bazas-, se procede al recuento de los puntos y bazas ganados por cada uno de los jugadores para conocer el ganador de la mano.


15.El Ganador
Excepto si hay revesino o napolitana, el ganador de una mano o juego parcial del revesino es el jugador que tiene menos puntos entre las cartas de las bazas que ha ganado. Si este menor número de puntos ganados produce un empate entre dos jugadores, gana el jugador que ha hecho menos bazas. De persistir el empate, gana el que está mejor sentado, es decir, el jugador que está situado en primer lugar según su posición y el orden de juego. El orden de los asientos es, de mejor a peor: el dador, el jugador de su derecha, el jugador de la derecha de éste y el jugador de la izquierda del dador.
En caso de que un jugador haya hecho revesino, gana el juego parcial. El jugador que declara napolitana suele ser el ganador, ya que consigue descartarse de sus cartas de valor gracias a la posibilidad que tiene de hacer renuncios. Pero, si gana alguna de las dos últimas bazas, pierde el juego aunque la baza sea blanca (sin punto).


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