Las Mil y Una Noches (Anónimo) - pág.264
Indice General
|
Volver
Página 264 de 443
Y Kuat Al-Kuíub estuvo hablando con ellas durante una hora, y después pidió a la mujer del jeique noticias del enfermo. Y la esposa del jeique respondió: «Sigue en el mismo estado.» Entonces dijo Kuat Al-Kulub: «Vamos todas a verle y a tratar de animarle.» Y acompañada de las dos mujeres, que aún no lo habían visto, entró en la sala donde estaba el enfermo. Y todas le miraron con ternura y lástima, y se sentaron en torno de él. Pero durante la conversación se pronunció el nombre de Kuat Al-Kulub. Y apenas lo oyó el joven, se le coloreó el rostro y le pareció que recobraba, el alma. Levantó la cabeza, con los ojos llenos de vida, y exclamó: «¿Dónde estás, ¡oh Kuat Al-Kulub!?»
Y cuando Kuat oyó que la llamaba por su nombre, conoció la voz de Ghanem, e inclinándose hacia él, le dijo: «¿Eres tú querido mío?» Y el contestó: «¡Sí! ¡Soy Ghanem!» Y al oírlo la joven cayó desmayada. Y la madre y la hermana de Ghanem dieran un grito y cayeron desmayadas también. Al cabo de un rato acabaron por volver en sí, y se arrojaron en brazos de Ghanem. Y sólo se oyeron besos, llantos y exclamaciones de alegría.
Y Kuat Al-Kuub dijo: «¡Gloria a Alah por haber permitido que nos reunamos todos!» Y les contó cuanto le había pasado, y añadió: «El califa, además de protegerte, te regala mi persona.» Estas palabras llevaron al límite de la felicidad a Ghanem, que no cesaba de besar las manos de Kuat Al-Kulub, mientras ella le besaba los ojos. Y Kuat les dijo: «Aguardadme.» Y marchó a palacio, abrió el cajón donde tenía sus cosas, sacó de él muchos dinares, y se fue al zoco para entregárselos al jeique, encargándole que comprase cuatro trajes completos para cada uno, y veinte pañuelos, y diez cinturones. Y volvió a la casa, y los llevó a todos al hammam. Y les preparó pollos, carne asada y buen vino. Y durante tres días les dio de comer y beber en su presencia. Y notaron que recuperaban la vida y les volvía el alma al cuerpo. Los llevó otra vez al hammam, les hizo mudarse de ropa, y los dejó en casa del jeique. Entonces se presentó al califa, se inclinó hasta el suelo, y le enteró del regreso de Ghanem, así como el de su madre y su hermana. Y el califa llamó á Giafar, y le dijo: «¡Ve en busca de Ghanem ben-Ayub!» Y Giafar marchó a casa del jeique; pero ya le había precedido Kuat Al-Kulub; que dijo a Ghanem: «¡Oh querido mío! Va a llegar Giafar para llevarte a presencia del califa. Ahora hay que demostrar la elocuencia de tu lenguaje, la firmeza de tu corazón y la pureza de tus palabras.» Después le vistió con el mejor de las trajes que habían comprado en el zoco, le dia muchas dinares, y le dijo: «No dejes de tirar puñados de oro al llegar a palacio, cuando pases por entre las filas de los eunucos y servidores.
< Anterior
|
Siguiente >
<<<
251
252
253
254
255
256
257
258
259
260
261
262
263
264
265
266
267
268
269
270
271
272
273
274
275
276
277
278
279
280
281
282
283
284
285
286
287
288
289
290
291
292
293
294
295
296
297
298
299
300
>>>
Páginas
1-50
51-100
101-150
151-200
201-250
251-300
301-350
351-400
401-443
|