Las Mil y Una Noches (Anónimo) - pág.258
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Pero el califa estaba convencido de que Ghanem había hecho con Kuat Al-Kulub todo cuanto se puede hacer con una mujer hermosa que pertenece a otro, y ni siquiera quiso ver a Kuat Al-Kulub, y mandó a Massrur que la encerrase en un cuarto obscuro, vigilada por una vieja encargada de estas funciones.
Y envió jinetes para que buscasen por todo el mundo a Ghanem. También se lo encomendó al sultán de Damasco, su vicario Mohammad ben-Soleimán El-Zeiní, para lo cual cogió el cálamo, el tintero y un pliego de papel, y escribió la carta siguiente:
«A SU SEÑORÍA EL SULTÁN MoOHAMMAD BEN-SOLEIMÁN EL-ZEINÍ, VICARIO DE DAMASCO, DE PARTE DEL EMIR DE LOS CREYENTES HARÚN AL-RACHID, QUINTO CALIFA DE LA GLORIOSA DESCENDENCIA DE LOS BENI-ABBAS.
«EN NOMBRE DE ALAH, EL CLEMENTE SIN LÍMITES Y MISERICORDIOSO.
«Después de pedir noticias de tu salud, que nos es querida, y de rogar a Alah que te conserve largos días en la dilatación y el florecimiento,
«Sabe, ¡oh nuestro vicario! que un joven mercader de tu ciudad, llamado Ghanem ben-Ayub, ha venido a Bagdad y ha seducido y forzado a una de mis esclavas. Y ha huido de mi venganza y de mis iras, y se ha refugiado en tu ciudad, donde debe estar en estos momenos con su madre y su hermana.
«Te apoderarás de él y le mandaras dar quinientos latigazos. Y luego le pasearás por todas las calles montado en un camello. Y delante irá un pregonero, gritando: «¡Este es el castigo del esclavo que roba los bienes de su señor!» Y después me lo enviarás, para darle el tormento que se merece y hacer de él lo que haya de hacerse.
«Y saquearás su casa, destrozándola desde los cimientos hasta la techumbre, y harás desaparecer el rastro de su existencia.
«Y te apoderarás de la madre y hermana de Ghanem, y durante tres días las expondrás desnudas a la vista de todos los habitantes, y luego de eso las arrojarás de la ciudad.
«Pon gran diligencia y celo en ejecutar estas órdenes.
«¡Uassalám!»
Un correo fue el portador de esta carta, y viajó con tal celeridad, que llegó a Damasco a los ocho días, en vez de tardar veinte cuando menos.
Y cuando el sultán Mohammed tuvo en sus manos la carta del califa, se la llevó a los labios y a la frente. Y luego de leerla, ejecutó sin ninguna tardanza las órdenes. Y las pregoneros anunciaron por todas partes: «Los que quieran saquear la casa de Ghanem ben-Ayub, vayan a saquearla a su gusto!»
Inmediatamente el sultán se dirigio en persona a la casa de Ghanem, ´´acompañado de los guardias. Llamó a la puerta; y Fetnah, hermana de Ghanem, salió a abrir. Y preguntó: ¿Quién llama?» Y el sultán respondíó: «Yo soy.» Entonces Fetnah abrió la puerta, y como nunca había visto al sultán Mohammed, se tapó la cara con una punta del velo y corrió a avisar a su madre.
Y la madre de Ghanem estaba sentada bajo la cúpula del sepulcro que había mandado construir en recuerdo de su hijo, al cual creía muerto, pues desde un año que no sabía nada de él.
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