Bingo

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1.Introducción
El bingo es uno de los juegos que más adictos posee en España unido a la lotería y las quinielas. Según las estadísticas del año 1980, los aficionados a este juego gastaron en el bingo la impresionante cantidad de casi un cuarto de billón de pesetas, lo que nos da una idea de la importancia de este pasatiempo en ese país.

El bingo es en realidad una simple lotería que se juega en una sala especialmente acondicionada para ello. Para entrar en estos locales, es necesario la presentación en recepción de la documentación oficial, a fin de que al jugador o visitante se le abra una ficha de control que quedará en posesión del establecimiento y que deberá conservar según las normas legales. Para participar en el juego es necesario, ante todo, adquirir el «cartón»; un impreso de papel cartón donde figuran quince números cualesquiera comprendidos entre el 1 y el 90; el cartón es expedido por azafatas-vendedoras en la sala.


«Cartón» de bingo


2.El sorteo
Mientras se hace un profundo silencio en la sala, una azafata «canta» los números de las bolas, parecidas a pelotas de ping pong, que aparecen succionadas por aire, una a una del interior de una urna transparente, donde se encuentran en continuo movimiento, y numeradas del 1 al 90. En unos paneles repartidos por toda la sala se iluminan los números de las bolas que van saliendo. Además, para seguir mejor el juego, hay también, colocadas estratégicamente en todo el local, varias pantallas de televisión conectadas en circuito cerrado a una cámara que capta cada bola, en primer plano, una vez sale de la urna apareciendo en las pantallas.

Cada número que se ilumina en el panel debe ser marcado, si consta en el «cartón» con unos rotuladores especiales que proporciona la casa con el fin de recordar los números aparecidos.

Durante el momento del sorteo es necesario, un mínimo de concentración para señalar correctamente las cifras en el «cartón». Frecuentemente los «cartones» que se ofrecen a la mesa de inspección para comprobar que han sido premiados, son incorrectos porque los números marcados no coinciden con los aparecidos en el sorteo.

3.Premios
Hay quienes estiman que el principal fin del jugador de bingo es sacar premios, otros sostienen que apuestan por puro pasatiempo, y hay a quienes les proporciona una cierta emoción. Pero, ¿quién apuesta para no ganar?

Los premios en bingo son dos, repartidos dentro de un mismo sorteo. El primer premio se concede a la «línea» consistente en acertar cinco números de una de las tres horizontales del «cartón». Cuando aparece el último número para completar la «línea» se debe decir de viva voz ¡línea!, en caso de que no se haya cantado una anterior. Entonces, una azafata, al momento, hace sonar un timbre y el sorteo se detiene. El «cartón» es seguidamente comprobado en la mesa de inspección y mediante las pantallas a la vista de todos los jugadores. En caso de que aparezcan más líneas a la vez, los premios serán repartidos a partes iguales al finalizar el sorteo. Una vez ha sido «cantado» este primer premio, continúa el sorteo hasta que aparezca un «bingo» en la sala. Para «cantar bingo», es necesario que el «cartón» se vea completado con sus quince números que hasta el momento hayan aparecido. Al igual que la «línea», el «bingo» es comprobado y, si es correcto, el sorteo finaliza. Seguidamente se pagan a los ganadores los premios. �stos están en función del número de «cartones» vendidos en la sala, cuyo precio es habitualmente de 100, 200, 500 y 1.000 pesetas. Antes de cada sorteo se anuncia en las pantallas el número de «cartones» vendidos, la recaudación del sorteo y las cantidades de los premios de «línea» y de «bingo».

Del total recaudado en cada sorteo el 70% es destinado al reparto de los premios, 60% para «bingo» y 10% para «línea». Del 30% restante, el 10% es el beneficio de la casa y el 20% la cantidad embolsada por el Estado.

El bingo es en realidad un juego sumamente mecanizado. Los números son «cantados» con rapidez y monotonía, las frases están cortadas por el mismo patrón -«han cantado bingo, comprobamos el «cartón», «el bingo es correcto», etcétera-, lo que determina que este pasatiempo sea un juego que sólo basa su emoción en los premios. No cabe la posibilidad de adoptar estrategias de juego, aunque claro está, cuantos más cartones se adquieran en cada sorteo, mayor será el número de las posibilidades de éxito. Es un juego de azar en el que la única base para triunfar es la suerte, y las única estrategias de juego que el bingo admite, son las supersticiones...

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